Andy Prokh es fotógrafo. Nació en Rusia. Desarrolló su carrera en San Petersburgo y allí, en su propia casa, se inspiró para desarrollar esta serie en la que explora la amistad de una niña, su hija, y el gato de la familia. El resultado: una serie bella, plagada de fantasía e inocencia.
Todo transcurre con la liviandad de los días de infancia.
Juegan, leen, comen, duermen. La compañía es constante y todo queda registrado por Prokh.
Hay algo literario en las fotos de Prokh, una especie de cuento que se narra sin palabras.
El gato es un British Short Hair. Tiene unos seis años. Creció junto a la nena, que tiene cuatro años.
Prokh recurre al blanco y negro como herramienta para viajar en el tiempo. Su propuesta es viajar al pasado propio e íntimo
Los animales, los juguetes, los espacios libres o las habitaciones de casas son recurrentes en sus fotografías.
La amistad de Katherine, la nena de cuatro años, y Lilu Blue Royal Lady, su gato, fue observada con detenimiento por Prokh, y así logro uno de sus trabajos más admirados.
Además de fotógrafo, Prokh es economista.
Al diario Daily News, el fotógrafo le dijo: «Uno debe fotografiar lo que ama». Se refería a esta serie de la niña y su mascota.
En cada uno de sus trabajos apuesta a volver lo extraño de alguna manera familiar y maneja con destreza la empatía.
Una fotógrafa japonesa, Aya Sakai, realizó una serie similiar, que retrata a su hijo pero, esta vez, con un Bulldog francés.
Patucha Bhoot 